Por un camino bajo en grasas...

Hoy, como cada tarde alguien de nuestro pueblo toma la decisión de ejercitar sus piernas, hemos decidido capturar los momentos que se respiran cuando una persona de nuestra localidad se dispone a dar la vuelta al camino conocido como Del colesterol.

Empezamos nuestro viaje en el punto de entrada de la Plaza de toros, iniciandose así un camino asfaltado en cemento desde hace varios años gracias a una inversión de 294.384,75 euros por el Gobierno de Extremadura para la mejora y el acondicionamiento de caminos rurales públicos en los términos municipales de Gata y Villamiel.

Camino de las Nameras, nos encontramos con las primeras visitantes del camino. Ya puede verse la parte de Villamiel referente al recinto del cual comenzamos, y Trevejo desde aquí. Los primeros campos y viñedos se hacen presentes a nuestras retinas. Predomina el color verde flora con mezcla del seco y cálido albero de verano.

De las Nameras, entramos en el largo camino de las Cabreras. Cruzamos huertos y olivos mientras respiramos profundamente el olor de las flores vivas y de la maleza muerta. Las fuertes lluvias torrenciales invernales atraviesan parte de camino, haciéndose antiguamente inviable vía a pie un tramo del recorrido, por lo que desde hace poco existe un pequeño puente que capacita al andante para cruzarlo.

En cuanto a la fauna, el animal predominante es la cabra montesa y su explotación. También perros, gatos y cerdos llenan las fincas de los ganaderos de la zona. En lo respectivo a su flora, productos tradicionales de la huerta son cultivados en abundancia, saltéandose con olivos, viñedos y campos de pasto para el ganado.

Nos estamos alejando cada vez más del pueblo y las vistas son espectaculares. A un lado, Villamiel muestra su cálido color anacarado de la nueva zona con el rojizo de los antiguos tejados y el granito de la torre. Al otro, el atardecer en Trevejo expone su lado más preciado del castillo y campanario. Los bosques de pino, castaño y roble se entremezclan entre ambos pueblos, al igual que carreteras y caminos. Nos encontramos un campo de maíz y algún caballo, típico de la zona.

Y llegamos finalmente a último tramo de la ida. Se trata del Teso de Valdelobo, una pequeña subida y bajada donde el camino gira 180º en media luna para retornar hacia el pueblo, junto a la casa rural El sosiego. Lo más llamativo de esta zona, el tomillo en su abundancia y ese característico olor que nos evoca a los días de San Juan en el pueblo: se trata de una zona conocida ya que aquí se viene cada año a cortar esta hierba aromática para posteriormente prender y saltar las hogueras. Son muy abundantes los campos de escobas y el empedrado granítico de paredes y colinas. El camino toma por un pequeño período de tiempo un tramo de tierra para continuarse de nuevo con el cemento. La puesta de sol nos llena las órbitas de un teñido anaranjado.

"Es un camino maravilloso. Mi amiga y yo lo hacemos todos los días como rutina", nos dice Antonia.

Del Teso de Valdelobo, llegamos al propio Valdelobo donde nos topamos con la mayoría de la gente que decide hacer camino a la inversa o simplemente ida y vuelta por la parte inferior. Curvas sinuosas, robles intercalados en el camino, pilones con agua y bosques de moras nos llaman la atención en este tramo. El sol ya se ha puesto y nuestro camino está llegando a su fin.

Cruzamos Baribañi y La juenti hasta la salida al recinto de la plaza de toros. Y analizamos los bordes del camino, fotografiando todo lo que nos encontramos a nuestro alrededor: aceitunas, maleza, flores, moras, poleo, manzanos y helechos. En el cruce de caminos, la gente comienza a pasar, entrecruzándose miradas y palabras, vehículos y animales domésticos, jóvenes y no tan jóvenes, nuestras pisadas con las suyas.

Finalizamos nuestro camino en la Fuentina. No sabemos cuantos kilómetros hemos hecho, tampoco cuantas calorías hemos consumido ni cuanto tiempo hemos empleado. Pero de lo que sí nos hemos dado cuenta es que si te apetece dar una vuelta al aire libre por una zona ajena al municipio, este es uno de los caminos idóneos para ello.

No se lo pierda si aún está en Villamiel.